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Carmen Sánchez

Informativos

Esta es la historia de dos ciudades, de mis dos ciudades: Villena y Madrid. Y al igual que comienza la novela de Dickens –llena de contradicciones-, así recuerdo mi primer verano en Más que Radio. Era mi segundo año de Periodismo en la Universidad Complutense y, casi de forma paralela, radio y universidad, se dieron la mano. Recuerdo que todo en la capital era grande. Y, paradójicamente, también la emisora donde comencé, aun siendo de carácter comarcal, me lo pareció: las instalaciones, los aparatos, las personas, la responsabilidad. Me sorprendía lo que hacían, cómo lo hacían y lo fácil que lo hacían. Lo mejor de todo era esa energía que irradiaba el equipo. Conseguían contagiarme y me hacían sentir muy bien. Tan bien como para repetir el siguiente verano, y después otro, y otro, y otro.

Cuando concluí la carrera, pensé que sería mejor continuar formándome antes de buscar trabajo de periodista. Seguramente porque era bastante pesimista con respecto al hecho de poder trabajar de lo que había estudiado, o porque realmente –lo confieso- no quería marcharme de Madrid. De modo que, tras dos años de estudio, obtuve el título de Técnico Superior en Producción de Radio Audiovisuales y Espectáculos.

Durante todos estos años, he defendido que un medio de comunicación, como buen vehículo para informar, a veces puede atropellar. Por eso, es necesaria la preparación que capacita al conductor para manejar el auto. Y puede que uno conduzca bien, pero ¿acaso no es necesario tener el carnet para poder conducir? No obstante, también admiro a las personas que han ejercido esta profesión sin conocimiento previo alguno, simplemente con su experiencia. Personas que sienten verdadera pasión y atracción por esto. Así, desde estas líneas, quiero reconocer la labor de todas ellas, la de periodistas en general – a veces una profesión tan vilipendiada- y en particular, la labor de mujeres y madres periodistas. Huelga decir que a sus familias también. A buen entendedor, pocas palabras bastan.